Hay días en los que estoy a gusto sin salir. Quién me lo iba a decir a mi, la loca del "hoy que hacemos", "podíamos ir a" y "no pensaréis quedaros toda la tarde aquí". Una de esas cogí un básico blanco, recorté una casita y estampé repetidamente el mismo sello con tinta disstres rosa y azul hasta que conseguí un fondo que no estaba mal. Rematé el tejado con unas puntillas y una tira de lentejuelas blancas y para paliar tanto empalago le pegué una fotocopia de una foto virada a azul. Luego lo coloqué sobre un papel vintage y me gustó el resultado, así que pensé que era el momento de hacer un poco de bici. Volví unos kilómetros después, lo rematé con papeles y toques de rotulador negro y me fui a nadar...
Me encanta como esta Caperucita en su casita.
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